jueves, 30 de mayo de 2013

Escenas eliminadas de Cazadores de Sombras, The Mortal Instruments

Prologo de Ciudad de Huesos, desde la perspectiva de Jace


Las Marcas en su piel contaba la historia de su vida. Jace Wayland siempre las había lucido orgulloso. A muchos jóvenes de la Clave les disgustaban las negras letras desfiguradas, el dolor abrasador de la estela cuando se introducía en la piel, las pesadillas que sobrevenían a todo aquel no suficientemente preparado para grabar en su carne runas demasiado poderosas. Jace no podía soportarlos. Eran culpables de sus propias limitaciones.

El siempre había sido fuerte. Tenía que serlo. La mayoría de chicos recibían sus primeras marcas a los quince años. Alec a los trece, y eso ya era bastante precoz. Jace a los nueve. Su padre cincelo las marcas en su piel con una estela de marfil tallada. Las runa deletrearon su verdadero nombre, y dijeron muchas otras cosas.-Ahora ya eres un hombre –le dijo su padre. Esa noche, Jace soñó con ciudades fundadas sobre oro y sangre, con altas torres de hueso afiladas como astillas. Tenía casi diez años y nunca había pisado una ciudad.

Ese invierno, su padre lo llevo a Manhattan por primera vez. Las aceras estaban mugrientas y los edificios demasiado juntos, pero las luces eran brillantes, deslumbrantes. Y las calles estaban llenas de monstruos. Jace solo los conocía por los manuales de instrucciones de su padre. Vampiros con sus mejores galas y su tez blanquecina como el papel. Licántropos de dientes afilados y olor lobezno. Brujos con ojos de gato y orejas puntiagudas. Incluso alguna cola bífida sobresaliendo por debajo de un elegante abrigo de terciopelo.
Monstruos había dicho a su padre, asqueado, con el ceño fruncido. Pero la sangre que derraman es tan roja como la de los hombres.
¿Y los demonios? ¿También son de sangre roja?
Algunos. Otros son de sangre acuosa parecida a un veneno verde, y otros de sangre plateada o negra. Tengo una cicatriz que me hizo un demonio que sangraba ácido color zafiro.
Jace miro la cicatriz de su padre, impresionado.
¿Has matado muchos demonios?
Así es dijo su padre y algún día tú también lo harás, Has crecido para matar demonios, Jace. Lo llevas en la sangre.

Jace no vería un demonio por primera vez hasta años después, y para entonces su padre llevaba muerto mucho tiempo. Cuatro marcas de garra que descendían en paralelo de su hombro a su pecho, el mismo lugar en el que su padre había inscrito en tinta las runas que le harían fuerte y veloz, e invisible al ojo humano. Veloz como el viento, fuerte como la tierra, silencioso como el bosque, invisible como el agua.

Jace pensó en la chica de su sueño, la del pelo rojo trenzado. En el sueño, el no era invisible para ella. Ella lo había visto y su mirada indicaba cierto reconocimiento, como si ya lo hubiese visto antes. Pero ¿Cómo podría una chica humana ver más allá de su aura?

Pero ahora no había tiempo. Le habían llegado noticias de actividades oscuras en un club del centro de la ciudad: cuerpos humanos encontrados consumidos sin vida al amanecer. Jace se puso la chaqueta y comprobó sus armas deslizando sus marcadas manos con cuidado sobre el paño y el metal. Marcas que ningún ojo humano podía ver. Y le hacía feliz pensar en la chica de su sueño, en cómo le miraba, como si no hubiese diferencia entre los dos. Despojadas de su magia, las marcas de su cuerpo no eran más que simples marcas después de todos, sin más poder que cicatrices en sus muñecas y su pecho, o la profunda cicatriz cercana al corazón de una puñalada que el asesino de sus padre le atesto a los diez años.
¡Jace!
El sonido de su nombre lo devolvió a la realidad. Alec e Isabelle le llamaban desde el pasillo, impacientes, ansiosos por comenzar la caza y la matanza. Apartando los pensamientos y pesadillas de su mente, Jace se unió a ellos.



Beso en la Corte Seelie, desde el punto de vista de Jace


Sé que no voy a dejar a mi hermana aquí en su corte —dijo Jace y ya que no hay nada que aprender de ella o de mi, tal vez ¿podría hacer el favor de liberarla?

La Reina sonrió. Era una hermosa, terrible sonrisa. La reina era una mujer encantadora; ella tenía esa inhumana belleza que las hadas tenían, que era más como la belleza de cristal duro que la belleza de un ser humano. La Reina no aparentaba una edad en particular: podría haber tenido dieciséis o cuarenta y cinco años. Jace suponía que era donde aquellos le encontraban su atractivo - personas habían muerto por el amor de la Reina - pero ella le dio una sensación de frío en el pecho, como si se hubiera tragado agua helada demasiado rápido. 
¿Que pasaría si te dijo que puede ser liberada por un beso?
Fue Clary la que respondió, desconcertada: 
¿Quiere que Jace la bese?

Tanto la Reina como la corte se rieron, la sensación de frío en el pecho de Jace se intensificó. Clary no entendía a las hadas, pensó él. Habría intentado explicarselo, pero no había explicación, en realidad no. Cualquier cosa que la Reina quisiera de ellos, no era un beso de él; ella podría haberlo exigido sin todo este espectáculo sin sentido. Lo que ella quería era verlos bien cubiertos y luchando como mariposas. Era algo inmortal de realizar, él había pensado muchas veces: embotando tus sentidos, tus emociones, la experiencia, incontrolable, lamentables respuestas de los seres humanos que eran para las hadas como sangre fresca para los vampiros.
Algo viviente. Algo que ellos no tenían.
A pesar de sus encantos dijo la Reina, dirigiendo la mirada hacia Jace -sus ojos eran verdes, como Clary, pero no completamente como los de ella— Ese beso no liberara a la chica.
Podría besar a Meliorn sugirió Isabelle, encogiéndose de hombros.
La reina movió la cabeza lentamente. 
Tampoco eso. Ni nadie de mi Corte.

Isabelle alzó las manos; Jace quería preguntarle lo que había esperado – besar a Meliorn no le hubiese molestado a ella, así que, obviamente, la Reina no se preocupaba por él. Supuso que había sido bonito por su parte ofrecerlo, pero Iz, al menos, debió haberlo sabido mejor. Había tenido tratos con las hadas antes.

Tal vez no era sólo conocer el pensamiento cultural de las Hadas, Jace se preguntó. Tal vez era saber cómo la gente disfrutaba ser cruel por el bien del pensamiento cruel. Isabelle fue irreflexiva, y a veces vana, pero ella no era cruel. Se echó el pelo negro hacia atrás y frunció el ceño. 
No estoy besando a cualquiera de vosotros dijo con firmeza.Sólo para dejarlo claro
Eso no parece necesario dijo Simon, dando un paso adelante.Si un beso es todo...

Dio un paso hacia Clary, quien no se apartó. El hielo en el pecho de Jace se convirtió en fuego líquido, apretó sus manos a los costados mientras Simon tomó suavemente a Clary por los brazos y la miró a la cara. Apoyó sus manos en la cintura de Simon, como si lo hubiera hecho un millón de veces. Tal vez lo hubiera hecho, por todo lo que él sabía. Él sabía que Simon la quería, lo había sabido desde que los había visto juntos en esa estúpida cafetería, el otro chico prácticamente ahogándose para conseguir de su boca las palabras "te amo" mientras Clary miraba a su alrededor, inquietamente, sus enormes ojos verdes viendo a todas partes. Ella no está interesada en ti, mundano, lo había pensado con satisfacción. Pierdete. Y luego se había sorprendido de sus pensamientos. ¿Qué diferencia hacía para el los pensamientos de una chica que apenas conocía?

Eso parecía como mucho tiempo atrás. Ella ya no era una chica que apenas conocía: Ella era Clary. Ella era la única cosa en su vida que le importaba más que nada, y viendo a Simon poner su mano sobre ella, donde quiera que él quería, le hizo sentir al mismo tiempo enfermo y débil y mortalmente enfadado. La urgencia de avanzar hacia ellos y separarlos era tan fuerte que apenas podía respirar.

Clary lo miró, su pelo rojo deslizando por encima del hombro. Parecía preocupada, lo que era suficiente malo. No podía soportar la idea de que ella podría sentir lástima por él. Apartó la vista rápidamente, y llamó la atención de la Reina Seelie, brillando de alegría: ahora esto era lo que buscaba. Su dolor, su agonía.
No dijo la Reina, a Simon, con una voz suave como el filo de un cuchillo.Eso tampoco es lo que yo quiero.

Simón se alejó de Clary de mala gana. El alivio golpeó a través de las venas de Jace como sangre, ahogando lo que sus amigos estaban diciendo. Por un momento todo lo que importaba era que él no iba a tener que ver a Clary besando a Simon. Entonces Clary parecía nadar dentro del foco: estaba muy pálida y y no podía dejar de preguntarse qué estaba pensando. ¿Estaba decepcionada por no ser besada por Simon? ¿Aliviada como estaba él? Pensó en Simon besándole la mano más temprano aquel día y lo empujó de su memoria con rencor, sin dejar de mirar a su hermana. Mira arriba, pensó. Mírame. Si me amas, te verás en mí.

Cruzó sus brazos sobre su pecho, de la forma que lo hacía cuando tenía frío o estaba molesta. Pero no levanto la vista. La conversación fue en torno a ellos: quien iba a besar a quien, qué iba a suceder. Rabia desesperada se levantó en el pecho de Jace y como de costumbre, encontró su escape en un comentario sarcástico.
Bueno, no besaré al mundano dijo.Prefiero quedarme aquí hasta que me crezcan raices.
¿Para siempre? dijo Simon. Sus ojos eran grandes y oscuros y serios.Para siempre es una barbaridad de tiempo.
Jace volvió a ver a esos ojos. Simon era probablemente una buena persona, pensó. Amaba Clary y quería cuidar de ella y hacerla feliz. El sería un espectacular novio. Lógicamente, Jace sabía, que era exactamente lo que quería para su hermana. Pero él no podía mirar a Simón sin querer matar a alguien. 
Lo sabía —dijo groseramente.¿Quieres besarme, verdad?
Por supuesto que no. Pero si -
Supongo que es verdad lo que dicen. No hay heterosexuales en las trincheras.
Es ateos, imbécil. Simon estaba de color rojo brillante.No hay ateos en las trincheras.

Fue la reina quien los interrumpió, inclinándose hacia adelante para que su cuello blanco y los pechos se mostraron por encima del escote de su vestido de corte bajo.
A pesar de que todo esto es muy divertido, el beso que liberará a la chica es el beso que la chica deseadijo ella.Sólo ése y ninguno más.

Simon pasó de rojo a blanco. Si el beso que Clary más deseaba no era el de Simón, entonces… La forma en estaba mirando a Jace, de Jace a Clary, contestó eso.

El corazón de Jace comenzó a latir con fuerza. Se encontró con los ojos de la Reina. 
¿Por qué haces esto?
Prefiero pensar que te estoy haciendo un favor dijo ella.El deseo no siempre es lo correcto. Ahora, pueden tomarlo como un favor. Y como mis palabras son magia, saben que digo la verdad. Si ella no desea ése beso, no será liberada.

Jace sintió que la sangre se inundaba en su rostro. Era vagamente consciente de que Simon argumentaba que ellos eran hermanos, que no estaba bien, pero lo ignoró. La Reina Seelie lo miraba, y tenía los ojos como el mar antes de una tormenta mortal, y él quería decir gracias. Gracias.

Y eso fue lo más peligroso de todo, pensó, mientras a su alrededor sus compañeros discutían sobre si Clary y Jace tenían que hacer esto, o lo que ninguno de ellos estaría dispuesto a hacer para escapar de la Corte. Para permitir a la Reina darle algo que ella quería - realmente, realmente quería - era ponerte a ti en su poder. ¿Cómo no se había dado cuenta, se pregunto? Que esto era sobre lo que pensaba, lo que quería, despertó de un sueño de, jadeando y sudando? Que cuando él pensaba, realmente pensaba, sobre el hecho que talvez nunca obtendría un beso de Clary, el quería morir o herirse o sangrar de mala manera que subiría hasta el ático y entrenaría por horas hasta que estuviera tan agotado para no tener más elección que salir, exhausto. Tendría contusiones en la mañana, contusiones y cortes y la piel raspada y si podría nombrar todas sus lesiones que habrían tenido el mismo nombre: Clary, Clary, Clary.

Simon seguía hablando, diciendo algo, enojado de nuevo. 
No tienes que hacerlo Clary, es un truco -
No es un truco dijo Jace. La tranquilidad en su propia voz lo sorprendió.Es una prueba. Miró a Clary. Ella se mordía el labio, la mano herida en un rizo de su cabello; los gestos tan característicos, por lo que una gran parte de ella, que rompió su corazón. Simon estaba discutiendo con Isabelle ahora mientras la reina Seelie descansaban atrás y se veía como un gato elegante, divertida.

Isabelle parecía exasperada. 
A quién le importa, ¿de todos modos? Es sólo un beso.
Así es dijo Jace.

Clary miró hacia arriba, y por último, y sus ojos verdes se apoyaban en él. Él se acercó a ella y como siempre el resto del mundo se apartó hasta quedar solo ellos, como si estuvieran en un escenario vacío. El puso su mano en su hombro, volviendo la cara a él. Había dejado de morderse el labio, y sus mejillas estaban sonrojadas, sus ojos de un verde brillante. Podia sentir la tensión en su propio cuerpo, el esfuerzo de retenerse, y no atraerla hacia su él y tomar esta oportunidad, sin embargo peligroso y estúpido e imprudente, besarle en la forma que pensó nunca podría, en su vida, ser posible de nuevo.
Es tan sólo un beso dijo y escucho la aspereza de su propia voz, y se preguntó si ella lo escuchaba, también. 
No es que importara – no había manera de ocultarlo. Era demasiado. El nunca habría querido que fuera de esa forma. Siempre han habido chicas. Se pregunta a sí mismo, en la oscuridad de la noche, mirando a las paredes en blanco de su habitación, lo que hizo a Clary tan diferente. Ella era hermosa, pero otras chicas eran hermosas. Ella era inteligente, pero había otras chicas inteligentes. Ella lo entendía, se reía cuando él lo hacía, vio a través de las defensas que puso hasta que las había derribado. No había Jace Wayland más real que él vio en sus ojos cuando ella lo miró.

Pero aún así, tal vez, podría encontrar todo lo que en otro lugar. La gente se enamoraba, lo perdía, y seguía adelante. No sabía por qué no podía. Él no sabía por qué ni siquiera quería. Lo único que sabía era que cualquier cosa que le debiera al Cielo o al infiero por esta oportunidad, lo iba a tener en cuenta.

Se agachó y le tomó las manos, uniendo sus dedos con los de ella y susurrando en su oído. 
Puedes cerrar los ojos y pensar en Inglaterra, si quieres dijo él.

Los ojos de ella revolotearon cerrados, sus pestañas como líneas de cobre contra su pálida y frágil piel.
Nunca he estado en Inglaterra dijo ella, y la suavidad, la ansiedad en su voz casi le deshizo. Nunca había besado a una chica sin saber que lo quería también, por lo general más que él, y ésta era Clary, y él no sabía lo que ella quería. Deslizó sus manos sobre ella, sobre las mangas de su camisa aferrándose hacia sus hombros. Sus ojos permanecía aun cerrados, pero ella temblaba y se apoyaba en él - apenas, pero fue suficiente el permiso.

Su boca cayó sobre ella. Y éso fue todo. Todos los auto-control que había ejercido en las últimas semanas se fueron, como el agua estrellándose a través de un dique roto. Sus brazos se acercaron al cuello y él la apretó contra él, y ella era suave y flexible, pero sorprendentemente fuerte como nadie a quien él hubiese sostenido antes. Sus manos se aplastaron contra su espalda, presionándola contra el y ella estaba en la punta de los pies, besándolo tan ferozmente como él la besaba. Movió la lengua por los labios, abriendo su boca debajo de la de ella y supo como a sal y dulce como el agua de hadas. Se aferró a ella con más fuerza, anudando sus manos en su cabello, tratando de decirle, con la presión de su boca en ella, todas las cosas que nunca le había dicho en voz alta: Te amo, Te amo y no me importa que seas mi hermana; no estés con él, no lo quieras, no salgas con él. Permanece conmigo. Quiéreme. Quédate conmigo.
No sé como estar sin ti.
La reina lo miró: especial y secreta y compartida entre los dos. Se les advirtió acerca de nosotros, parecía decir su mirada. Que le haríamos daño, rompiéndola como se puede romper a una ramita entre tus dedos. Pero tú, que pensabas que nunca podrías ser tocado – eres el que ha sido quebrado. 
Estamos los suficientemente entretenidos dijo ella.Pero no, creo que, tanto como ustedes dos.



Escena omitida de Ciudad de Cenizas


Muy conveniente. Todos están inconscientes o aparentemente enajenados dijo la Inquisidora. Su voz penetrante llenaba todos los rincones de la habitación y hacia que nadie se atreviese a pronunciar palabra. "Mundano" sabes perfectamente que Jonathan Morgenstern no debería estar en tu casa. Tendría que haber sido puesto bajo la custodia del guardián.
Tengo un nombre, ¿eh? Dijo Magnus. Bueno, no tiene importancia añadió, dudando sobre si había sido buena idea interrumpir el discurso de la inquisidora. Tranquilos, olvidad que he abierto la boca.
Conozco bien tu nombre, Magnus Bane dijo la Inquisidora.Y sé muchas más cosas sobre ti. Te criaron los Hermanos Silenciosos de Madrid en el siglo XVII. Te pusieron un nombre y te arrojaron al mundo cuando cumpliste 16 años. Sé cosas que has hecho y que preferirías que se mantuviesen en la sombra. Te ha costado mucho tiempo labrarte una reputación, pero una palabra mía podría destruirla en segundos. Así que piensate bien si quieres seguir con esto. Has incumplido tu deber una vez, Pero no tendrás una segunda oportunidad.
¿Incumplido mi deber? Pregunto Magnus. ¿Solo por traer al chico aquí? En el contrato que firme no decía que no pudiese traerlo aquí, siempre que lo hiciese con mis propios medios.
Esa no es la falta a la que me refiero respondió la InquisidoraMe refiero a dejarle ver a su padre anoche. Esa ha sido tu falta.

Se hizo un silencio sepulcral. Alec se levanto del suelo y sus ojos buscaron desesperadamente a Jace. Pero este no le miraba. Su cara no dejaba entrever expresión alguna.
Luke habló primero:
Esto es ridículo dijo. Clary no recordaba haberle visto nunca tan enfadado. Jace ni siquiera sabe donde esta Valentine. Para de atosigarle.
A atosigar es a lo que me dedico, Mundano dijo la Inquisidora. Es mi trabajo y girándose hacia Jace añadió:
Dime la verdad chico, y todo será mucho más sencillo.
Jace levanto la cabeza:
No tengo nada que decirte.
¿Seguro? pregunto la Inquisidora. Sus palabras resonaban como latigazos. Si eres inocente, ¿para qué condenarte? Dinos dónde estabas anoche realmente. Cuéntanoslo todo acerca del barco de placer de Valentine.

Clary lo miro fijamente. No podía leer nada en su cara. «Fui a dar un paseo» había dicho. Pero eso no quería decir nada. A lo mejor sí que había ido a dar un paseo… A su pesar, notaba un nudo en el estomago y un peso en el corazón. «¿Sabes que es lo peor que te puede pasar?» había dicho Simon «Que no puedas confiar en la persona a la que mas quieres en el mundo».
Al ver que Jace no decía nada, Robert Lightwood añadió, con su voz de barítono:
Imogen, ¿Estás diciendo que Valentine esta o estaba en un barco?
En un barco, en el East River dijo la Inquisidora. Correcto.
¡Por eso no pude encontrarle! dijo Magnus. Toda esa agua diluyo mi hechizo.
Pero ¿Cómo pudo entonces Jace llegar hasta aquí? pregunto Luke, sorprendido. Los cazadores de sombras son buenos nadadores, pero el agua del rio esta helada. Y sucia.
Voló hasta aquí añadió la Inquisidora. Tomo prestada una moto del cabecilla del clan de Vampiros de la ciudad y voló con ella hasta el barco. ¿No es así, Jonathan?
Jace dejo caer las manos a ambos lados del cuerpo y apretó los puños.
Me llamo Jace dijo.
Jace no existe. Jace es un fantasma. Es una idea que os inventasteis tu padre y tú para que los Lightwood se encariñasen contigo. Eres igualito que tu padre y siempre lo has sido.
La Inquisidora se giro hacia Isabelle:
Rodea la casa por este lado dijo y encontraras un estrecho callejón lleno de basura. Hay algo que bloquea la salida del callejón, algo cubierto con una lona. Ve a verlo y dinos que es.
Izzy dijo Jace con un hilo de voz. No tienes por qué hacer lo que te dice.
Los ojos negros de Isabelle chispeaban como bengalas.
Quiero hacerlo. Quiero que se dé cuenta de lo equivocada que esta respecto a ti. Isabelle hablaba como si la Inquisidora no estuviese allí. Volveré en un minuto.
¡Isabelle!
Pero la chica ya se había ido, y la puerta se cerró lentamente tras ella. Luke se dirigió hacia Jace e intento poner una mano en su hombro, pero Jace se aparto de él y se situó junto a la pared. La Inquisidora lo miraba con fruición, como si quisiera beberse hasta la última gota de su miseria.
«Perra viciosa» pensó Clary, «¿Por qué le tortura de esa forma?».
«Porque tiene razón». La respuesta resonó en su mente como si de otra voz se tratase, una voz traiciones que hablaba en su interior sin su consentimiento. «Jace hizo exactamente lo que ella ha dicho, mírale la cara».

Pero la cara de Jace era como una página en blanco, sus ojos eran lo único que parecía tener vida bajo su fría apariencia. A lo mejor todo esto formaba parte de un plan suyo para desacreditar a la Inquisidora, Aunque no parecía que ella temiese que la desacreditaran, parecía…
De repente, la puerta de delante se abrió violentamente e Isabelle volvió a entrar en la sala, con su cabello negro agitándose al viento. Vio la cara expectante de la Inquisidora y también las preocupadas caras de sus padres y, acto seguido, la mandíbula desencajada de Jace y el ceño fruncido de Alec:
No sé de que está hablando dijo. No he encontrado nada.
La Inquisidora hecho la cabeza hacia atrás como una cobras
¡Mentirosa!
Cuida la forma en que te diriges a mi hija, Imogen dijo Maryse. Su voz sonó tranquila, pero sus ojos echaban chispas.
La Inquisidora decidió ignorarla.
Isabelle dijo, esforzándose por sonar más benévola. Tu lealtad hacia tu amigo es loable, pero…
No es mi amigo -dijo Isabelle, mirando a Jace a los ojos. El la contemplaba desde una especie de limbo. Es mi hermano.
No dijo la Inquisidora en un tono que intentaba sonar compasivo. No lo es suspiro. ¿Te das cuenta de que negarse a proporcionas información a un agente de la clave es un delito bastante serio?
Isabelle alzo la barbilla con ojos desafiantes. En ese momento parecía una réplica de su madre a menor escala.
Claro que me doy cuenta, no soy estúpida.
Por Dios, Imogen intervino Luke. ¿De verdad no tienes nada mejor que hacer que atosigar a una pandilla de críos? Isabelle ya te ha dicho que no ha visto nada, déjala en paz.
¿Críos? La Inquisidora envió una mirada glacial a Luke. También erais críos vosotros cuando el Circulo tramo la destrucción de la Calve. También mi hijo era un crio cuando… un nudo en la garganta le impidió continuar.
Así que todo esto es por Stephen, ¿no? dijo Luke, entristecido. Pero, Imogen…
La Inquisidora se derrumbo.
¡Esto no tiene nada que ver con Stephen! ¡Tiene que ver con la Ley! Dijo, mientras se volvía hacia Isabelle. La chica retrocedió, asustada pos la furia contenida en la cara de la anciana. ¡Desafiarme a mí significa quebrantar la Ley, Isabelle Lightwood! ¡Podría hacer que te quitaran tus Marcas después de esto!
Isabelle había recuperado la compostura.
Puedes coger tu Ley  dijo, muy tranquila y metértela donde te…
Está mintiendo. Las palabras sonaron sordas, no transmitían ninguna emoción. Clary tardo varios segundos en daré cuenta de que quien hablaba era Jace. El chico se situó justo delante de la Inquisidora, interponiéndose entre esta e Isabelle. Tienes razón, hice todo lo que has dicho. Cogí la moto, fui al río, vi a mi padre, volví y deje la moto de nuevo en el callejón. Lo admito. Ahora deja en paz a Isabelle.



La Misión, desde el punto de vista de Jace


Clary escuchó un agudo golpeteo por todas partes alrededor de ella. Por un sorpresivo momento pensó que había comenzado a llover –entonces se dio cuenta que eran escombros y suciedad y vidrios rotos: los restos de la mansión destrozada siendo esparcidos alrededor de ellos como granizo mortal.
Jace la aplastó más duro contra el suelo, su cuerpo plano contra el de ella, su corazón casi tan audible en sus oídos como el sonido de la mansión remitiéndose en ruinas.

***

Mas tarde, Jace recordaría poco sobre la destrucción de la mansión el mismo, la explosión de la única casa que él había conocido hasta que tuvo diez años. El recordaría únicamente la caída desde la ventana de la biblioteca, retorciéndose y rodando hacia abajo sobre el paso, y agarrando a Clary, volteándola hacia abajo y debajo de él, cubriéndola con su cuerpo mientas las piezas de la mansión llovían alrededor de ellos como granizo.

Podía sentirla respirando, sentir la carrera de su corazón. La rapidez de su corazón, le recordó a su halcón, la manera en que se acurrucaba ciego y confiado en su mano. Clary estaba sosteniéndole por el frente de su camiseta, aunque el dudaba que ella se diese cuenta de eso, su cara contra su hombro; el estaba desesperadamente temeroso de que no hubiera suficiente de él para cubrirla completamente, para protegerla enteramente. El imaginó, rocas tan grandes como elefantes, rodando a través del suelo pedregoso, listas para aplastarlos a ambos, para aplastarla a ella. El suelo temblaba debajo de ellos y él se aplastó más duro contra ella, como si eso fuera a ayudar de algún modo. Era un pensamiento mágico, él sabía, como cerrar los ojos para no ver el cuchillo que venía hacia ti.

El rugido se había desvanecido. El se dio cuenta para su sorpresa que él podía escuchar de nuevo: pequeñas cosas, el sonido de los pájaros, el aire en los arboles. La voz de Clary, sin aliento.
Jace, creo que se te cayó tu estela en algún lado.-

El se hizo hacia atrás y la miró fijamente. Ella se encontró con su mirada, quieta. En la luz de la luna sus ojos verdes podrían haber sido negros. Su cabello rojo estaba lleno de polvo, su cara manchada con hollín. El podía ver el pulso en su garganta. Dijo la primera cosa en la que pudo pensar, deslumbrado
No me importa. Mientras no estés herida.
Estoy bien.ella extendió su mano, los dedos acariciando ligeramente a través de su cabello; su cuerpo, súper sensible por la adrenalina, lo sintió como chipas contra su piel.Hay pasto en tu cabello dijo ella.

Había preocupación en sus ojos. Preocupación por él. Recordó la primera vez que la besó, en el invernadero, como él finalmente lo había captado, como finalmente había entendido la forma en que la boca de alguien contra la tuya podía deshacerte, dejarte dando vueltas y sin aliento. Que cualquier experiencia que tuvieras en todo el mundo, cualquier técnica que conocieras o hubieras aprendido, se iban por la ventana cuando era la persona correcta a quien estabas besando.

O la incorrecta.

No deberías tocarme dijo él.
Su mano se congeló donde estaba, la palma contra su mejilla. 
¿Por qué no?
Tú sabes por qué. Tu viste lo que yo vi, ¿No es así? El pasado, el ángel. Nuestros padres.
Sus ojos se oscurecieron. 
Lo vi.
Tú sabes lo que pasó.
Un montón de cosas pasaron, Jace
No para mi. Las palabras salieron en un angustiado suspiro.Tengo sangre de demonio, Clary. Sangre de demonio. ¿Entiendes eso, no es así?

Ella levantó la barbilla. El sabía cómo le disgustaba que sugiriera que no entendía algo, o que no lo sabía, o que no necesitaba saberlo. El amaba eso de ella y lo volvía loco. 
No significa nada. Valentine estaba enfermo. El solo estaba despotricando
— ¿Y Jocelyn? ¿Estaba loca? Sé lo que Valentine estaba intentando hacer. Estaba intentando crear híbridos; ángel/humano, y demonio/humano. Tú eres el primero Clary, y yo el último. Soy en parte monstruo. Parte de todo lo que he intentado tan duramente de quemar para destruir.
No es verdad. No puede serlo. No tiene sentido.
Pero lo tiene. —¿Cómo ella no podía entenderlo? Parecía tan obvio para él, tan básico.Lo explica todo.
Quieres decir que explica porque eres un cazador de sombras tan increíble? Porque eres tan leal y atrevido y honesto y todo lo que los demonios no son.
Explica, dijo él sin inflexionesporque me siento de este modo sobre ti.
El aliento siseó entre sus dientes. 
— ¿Qué quieres decir?
Eres mi hermana dijo, mi hermana, mi sangre, mi familia. Debería querer protegerte el se atragantó con las palabras protegerte del tipo de chicos que quisieran hacerte exactamente lo que yo quiero hacerte.

El la escuchó contener su aliento. Ella estaba mirándolo fijamente, y aunque el había esperado ver horror en sus ojos, alguna clase de repulsión – por lo que él no había pensado nunca decir tan claramente ni con tan poco tacto, la forma exacta como se sentía – el no vio nada de eso. El vio únicamente curiosidad, como si ella estuviera examinando el mapa de algún país desconocido.

Casi ausentemente, ella dejó sus dedos recorrer por su mejilla hacia abajo a sus labios, delineando la forma de su boca con la punta de su dedo índice, como si ella estuviera trazando una maldición. Había asombro en sus ojos. El sintió que su corazón se volteó y su cuerpo, siempre traidor, respondía a su toque.
¿Qué es, exactamente, lo que quieres hacerme?. ella susurró.
No pudo detenerse. Se inclinó, los labios raspando su oído: 
Puedo mostrártelo.

El la sintió estremecerse, pero a pesar del temblor en su cuerpo, sus ojos lo retaron. La adrenalina en su sangre, mezclada con deseo y la imprudencia de su desesperación, hizo que su sangre cantara. Le mostraré, pensó. Parte de él estaba convencido de que ella lo alejaría. La otra mitad estaba demasiado lleno de Clary: de su cercanía, la sensación de ella contra él – como para pensar claramente. 
Si quieres que me detenga, dímelo ahora él susurró, y cuando ella no dijo nada, el frotó sus labios contra el hueco de su sien. O ahora. Su boca encontró su mejilla, la línea de su mandíbula: probó su piel, dulce y salda, polvo y deseo.O ahora. Su boca trazó la línea de su mandíbula y ella se arqueó contra él, haciendo que enterrara los dedos en el suelo. Sus pequeños jadeos estaban volviéndolo loco, y el puso su boca contra de ella, para silenciarla, susurrando, diciéndole, no preguntándole: —¿Ahora.?

Y él la besó. Suavemente al principio, probando, pero de pronto sus manos estaban apuñando la parte de atrás de su camiseta, y su suavidad estaba presionada contra su pecho y él sintió la tierra sólida deshacerse debajo de él mientras caía. El estaba besándola del modo en que siempre quiso, con un salvaje y total abandono, su lengua lamiendo dentro de su boca en un duelo con la de ella, y ella era tan atrevida como lo era él, aprobándolo, explorando su boca. El alcanzó los botones de su abrigo justo cuando ella ligeramente mordió su labio inferior y todo su cuerpo se sacudió.

Ella puso sus manos sobre las de él, y por un momento el tuvo miedo de que ella fuera a decirle que se detuviera, que esto era enfermo, que ellos se odiarían a sí mismos mañana. Pero: 
Permítete dijo ella, y él se quedó quieto mientras ella tranquilamente desabrochó los botones y el abrigó cayó abierto. La camiseta que estaba usando debajo era casi transparente, y él podía ver la forma de su cuerpo debajo: las curvas de sus pechos el hueco de su cintura y la curva de sus caderas. Se sintió mareado. El había visto esto mismo en otras chicas antes, por supuesto que sí, pero nunca había importado.

Y ahora nada mas importaba.

Ella levantó sus brazos, su cabeza echada hacia atrás, suplicando con sus ojos. 
Vuelve aquí susurró.Bésame otra vez.

El hizo un ruido que nunca pensó haber hecho antes y cayó de vuelta contra ella, sobre ella, besando sus parpados y labios, garganta, su pulso ahí – sus manos se deslizaron debajo de la camiseta translucida y sobre el calor de su piel. Estaba bastante seguro de que toda la sangre había abandonado su cerebro mientras luchaba contra el cierre de su bra –lo que era ridículo, ¿cuál era el punto de ser cazador de sombras y experto en todo, si no podías arreglártelas para abrir un bra?- y escuchó su propia suave exhalación cuando este se liberó y sus manos estuvieron en su espalda, la frágil figura de sus omóplatos bajo sus palmas. De algún modo, el pequeño ruido que ella hizo fue más erótico que lo que pudo haber sido ver a cualquiera otra desnuda.

Sus manos, pequeñas y determinadas, estaban en el borde de su camisa, tirando de ella. El la jaló hacia arriba por las costillas, queriendo más de sus pieles tocándose. Así que esta era la diferencia, pensó. Esto era lo que significaba estar enamorado. El siempre se había enorgullecido de su técnica, en tener control, en la respuesta que podía provocar. Pero eso requería evaluación y la evaluación requería distancia, y no había distancia ahora. El no quería nada entre él y Clary.

Sus manos encontraron la cinturilla de sus jeans, la forma de los huesos de su cadera. El sintió los dedos de ella en su espalda desnuda, las puntas encontrando sus cicatrices y trazándolas luego ligeramente. No estaba seguro de que ella supiera que estaba haciéndolo, pero ella estaba retorciendo sus caderas contra las de él, poniéndolo tembloroso, haciéndole querer ir demasiado deprisa. El se estiró hacia abajo y la encajó más firmemente contra él, alineando sus caderas con las suyas, y sintió su jadeo en la boca. Pensó que ella podría alejarse, pero en cambio ella pasó su pierna sobre su cadera, jalándolo aun más cerca. Por un segundo creyó que iba a desmayarse.

Jace ella susurró. Ella besó su cuello, sus clavículas. Sus manos estaban en la cintura de ella, moviéndose hacia arriba sobre sus costillas. Su piel era sorprendentemente suave. Ella se alzó cuando él deslizó sus manos bajo su bra, y besó la marca con forma de estrella en su hombro. El estaba a punto de preguntarle si lo que estaba haciendo estaba bien, cuando ella se alejó de él abruptamente con una exhalación de sorpresa…

**(narra Clary)** 

¿Qué sucede? Jace se congeló.¿Te lastimé?
No. Fue esto. Ella tocó la cadena plateada alrededor de su cuello. En un extremo colgaba un pequeño círculo de metal plateado. Había golpeado contra ella cuando se había alzado. Ella lo miraba ahora.

Ese anillo – el metal curtido con su patrón de estrellas- ella conocía ese anillo.

El anillo Morgenstern. Era el mismo anillo que había brillado en la mano de Valentine en el sueño que el ángel les había mostrado. Había sido suyo y él se lo había dado a Jace, como siempre había sido traspasado de padre a hijo.
Lo siento dijo Jace. El trazó la línea de su mejilla con la punta de su dedo, su mirada con una intensidad de ensueño.Olvidé que estaba usando la maldita cosa.

Un frío repentino inundó las venas de Clary. 
Jace.dijo en voz baja.Jace, no lo hagas.
— ¿No hacer el qué? ¿No usar el anillo?.
No, no me toques. Detente por un segundo.



La historia de Jocelyn alargada


Conocía tu padre en la escuela, más o menos en el mismo momento en el que tú conociste a Simon. Todos deberían tener un amigo así en sus vidas. Pero él no era ese amigo… Luke lo era. Siempre estábamos juntos. De hecho, al principio, odiaba Valentine, porque me quitó Luke lejos de mí.
» Valentine era el estudiante más popular de la escuela. Era todo lo que esperarías de un líder natural – guapo, brillante, con el tipo de carisma que llevaba a los estudiantes más jóvenes a idolatrarle. Era bastante amable, pero había algo en él que aún entonces lo encontraba aterrador –él relucía, pero con un tipo de resplandor frío, como un diamante. Y como un diamante, tenía un afilado y cortante filo.
» Cuando tenía diecisiete años, su padre fue matado en un asalto en una manada de licántropos. No era un asalto estándar – la manada no había hecho nada para romper la Ley, pero eso no lo supe hasta años más tarde. Nadie lo hizo. Lo que sí sabíamos era que Valentine había vuelto a la escuela completamente cambiado. Podías ver sus afilados filos siempre ahora, el peligro en él. Y empezó a
reclutar.
» Atrajo a otros estudiantes hacia él, como mariposas nocturnas hacia la luz – y como las mariposas, su anhelo por él demostraría la perdición de muchos de ellos al final. Trajo a Hodge hacia él, y Maryse y Robert Lightwood – los Penhallow, los Wayland. Ellos vinieron y se agruparon en torno a él y hicieron cumplir sus órdenes. Se acercó a mí muchas veces, pero yo me mantenía alejada de todo ello, mirando, sospechosa. Y luego vino a por Luke…
» Sé que Luke se preguntó muchas veces la razón por la que Valentine le quería en el Círculo. No era muy buen guerrero en aquellos tiempos, no un luchador de nacimiento. Yo nunca le dije esto a él, pero algunas veces pensaba que Valentine le vio como un medio de llegar a su fin. Un medio para llegar hacia mí…
» Valentine era alguien que siempre sabía lo que quería. Y él me quería a mí. Nunca supe el porqué. La  primera vez que le noté mirándome a través del patio de entrenamiento, lo supe. La expresión de su cara – no era pensativo, ni ansioso, era calculador y seguro. La expresión de alguien que dirige su mirada por encima de un menú y saben exactamente lo que quieren pedir. Su deseo frío me aterró. Pero cuando atrajo a Luke hacia él, y Luke hablaba con tanto entusiasmo de su brillantez y su amabilidad, supe que no podría mantenerme alejada más. Tenía que unirme al Círculo, para ver lo que había atraído a mis amigos hacia aquello.
» En algunos modos, Valentine – tu padre- era exactamente tal y como Luke lo había descrito. El Círculo se quedaría cada noche, normalmente en un patio de entrenamiento desierto o fuera en el bosque, debajo de los árboles, y Valentine hablaría largo y tendido de sus temas preferidos: los demonios, los Subterráneos, y sobre lo que él llamaba distorsionar las Leyes de la Clave. Hasta el punto en el que estaba preocupado, el Ángel nunca había querido que nosotros nos viviéramos en paz con los Subterráneos, pero borrarlos fuera de la cara del planeta junto a los demonios. Los Acordes eran una farsa; nunca nos habíamos sido creados para vivir en harmonía con los “medio-hombres”.
» Sus palabras eran fuertes, pero su conducta era – amable. Tenía un modo de hacerte sentir como si tú fueses la única persona del mundo que le importara, el único cuyas opiniones realmente los respetaba. Sus creencias eran absolutas y así era su dedicación para el Círculo. Le he vuelto a ver tan malvado fanatismo desde entonces, pero en su tiempo su convicción me fascinaba. Parecía estar lleno de pasión. Podía ver lo que Luke había visto en él. Muy pronto, estaba medio enamorada de él.
» Pero también estaban todas las chicas del Círculo y probablemente algunos chicos, también. No puedes pertenecerte a algo como así –un culto de personalidad- sin estar un poco enamorado de tu líder.
» Valentine empezó a pedirme que me quedara con él después de las sesiones, sólo para hablar con él. Decía que apreciaba mi práctica mente y la inteligencia desapasionada. Podía decir que las demás chicas estaban celosas. Estoy segura de que decían –bueno, puedes imaginar lo que pensaban. Pero no estaba pasando nada entre nosotros. Valentine sí quería sólo hablar –sobre el futuro, sobre la Ley, sobre el Círculo y adónde se llegaría. Al final, fui yo quien se rindió y le besé primero.
» "Lo sabía", fue la primera cosa que dijo, y luego dijo, "Yo siempre te he amado, Jocelyn." Y ya lo sabes, lo decía en serio. Entonces, nos quedábamos fuera durante toda la noche en los bosques, hablando. Me dijo cómo imaginaba que dirigiríamos el Círculo juntos, para siempre. Me dijo que no podía hacerlo sin
mí.
» Me dijo, "Siempre supe que llegarías a amarme también, no tenía ninguna duda." No tenía ni idea de la razón por la que fui yo quien él decidió. Me parecía que no había nada especial en mí. Pero Valentine dio a conocer su decisión claramente; desde entonces, estábamos juntos, y él nunca le miró a ninguna otra mujer, no de ese modo, ni entonces ni en todos los años siguientes cuando estábamos casados. Las demás chicas dejaron de hablarme, pero parecía un precio muy bajo para pagar. Luke – Luke estaba feliz por mí. Fue una pequeña sorpresa para mí, me había preguntado – pero estaba feliz. Podía decirlo.
» Valentine era tan leal que me costó un largo tiempo para notar los cambios en él. Era como si la muerte de su padre hubiese raspado algunos reblandecimientos estratos de humanidad de él, y ahora era raramente, peculiarmente cruel – pero sólo en algunos instantes, tan brevemente que cuando se terminaban podía decirme a mí misma que nunca habían ocurrido.
» Había una chica en nuestra clase que quería unir al Círculo. Su hermano mayor había sido mordido por un vampiro, y ahora era uno: debería de haberse matado a sí mismo, o dejar que su familia le matase, pero no lo había hecho y habían rumores que aún le asociaban con él. Valentine le dio un afilado punta de metal y le dijo que se fuera y apuñalase a su hermano hasta muerto y que trajese de vuelta sus cenizas; sólo entonces sería permitido en el Círculo. La chica corrió de vuelta llorando. Me enfrenté a él después, le dije que no podía ser tan cruel o que no sería mejor que los mismos Subterráneos. ‘Pero él es un monstruo,’ dijo. Le dije que su hermano sí podía ser un monstruo, pero que ella no lo era. Ella era Nephilim, y no había ninguna excusa para torturarla. Pensé que estaba siendo tan de miras amplias y tolerante – me pone enfermo pensar sobre eso ahora.
» Pensé que estaría enfadado al estar reprendido, pero no lo estaba. Se apagó. "Temo perderme a mí mismo en todo esto a veces, Jocelyn,’ decía. ‘Es por eso por lo que te necesito. Me mantienes humano." Era la verdad. Siempre podía apartarle por los planes más extremos, desviar su cólera, tranquilizarle. Nadie más podía hacerlo. Sabía que tenía ese poder sobre él y me hacía sentir importante, indispensable. Creo que malinterpreté ese sentimiento por el del amor…
» Cuando dejamos la escuela, fuimos casados en la Sala de Acordes, con todos nuestros amigos allí. Incluso entonces, tenía duda. Alcé la vista durante la ceremonia y vi por el tejado de cristal, una bandada de pájaros volando por encima de nuestras cabezas. Sentí un inesperado pánico, tan fuerte que mi corazón palpitaba en mi pecho como las alas de uno de esos pájaros. Supe que mi vida nunca volvería a ser la misma. Intenté captar la mirada de Luke – estaba junto a su hermana, en la primera fila de los invitados, y aunque Amatis sonreía en mi dirección. Luke no podía mirarme…
» Nos fuimos a vivir en una casa del campo afueras de Alicante que mis padres poseían, aunque desde que se hicieron mayores se mudaron a una casa del canal dentro de la ciudad. Valentine también se había crecido en una casa justo en la frontera del bosque de Brocelind, pero afirmaba que se había desmoronado desde la muerte de sus padres, y yo estaba lo bastante feliz como para vivir en la casa señorial. Estábamos sólo un cuarto de millas desde la casa de nuestros amigos los Wayland – conveniente para Valentine, ya que Michael Wayland era uno de los más entusiasmados miembros del Círculo, y visitando a los Wayland nos mantenía ocupados y así evitábamos estar nosotros dos solos siempre.
» Dicen que los hombres se cambian después de casar. Si Valentine cambió o si yo simplemente empecé a ver más claramente su verdadero carácter, no estoy segura. Se convirtió en mucho más obsesionado con su causa y mucho más despiadado en cada ejecución. Sostuvo la invención que nunca mataba a un Subterráneo que no hubiese roto los Acordes, pero yo sabía que eso no era verdad. Cierta noche condujo el Círculo a matar una familia de hombres-lobo en su casa, afirmando que ellos habían estado asesinando niños humanos y quemando sus cuerpos, y de hecho sí encontramos muchos huesos carbonizados en la chimenea. Después oí por casualidad cómo Valentine le soltaba una risita a Hodge diciéndole que era muy fácil obtener huesos humanos en la Ciudad de Hueso, si alguien se preocupara de buscarlos.
» Él empezó a desaparecer de nuestra cama por las altas horas de la noche, haciendo lo mejor que podía para no despertarme; él vendría al amanecer, apestando a sangre o peor. Encontraba ropas ensangrentadas al hacer la colada, extrañas heridas y rasguños en sus manos y brazos. Me despertaría por las noches con llantos y gritos que parecían provenir de dentro de las paredes de la casa.
» Le hacía frente con estas cosas, exigiéndole que me dijera lo que estaba haciendo en realidad cada noche. Pero él sólo se reía. "Estás imaginando cosas, Jocelyn" me decía. "Será seguramente por el niño". Yo le miraba fijamente. "¿Por el niño? ¿Qué niño?"
» Estaba en correcto, por supuesto. Estaba embarazada. Él lo había sabido antes que yo. Intenté rechazar mis temores, diciéndome a mí misma que él sólo estaba intentando protegerme. Las sesiones del Círculo no eran los lugares adecuados para una mujer embarazada, decía él, así me quedaba en casa. Estaba tan sola –le rogué a Luke que me visitara, pero apenas tenía tiempo. El Círculo y sus relaciones le mantenían ocupado. ¿Pero cómo podía quejarme? Valentine era un extraordinario atento marido, nunca dejando que levantara la mano por mí misma, trayéndome bebidas fortificantes que había mezclado por sí mismo, y un fuerte, dulce té cada noche que me hacía dormir en seguida. Y si algunas veces me despertaba con extrañas heridas o moratones, bueno, Valentine me decía que era porque había estado haciendo sonambulismo –una enfermedad corriente entre las mujeres embarazadas, me aseguraba.



Carta que Jace le escribe a Clary en Ciudad de Cristal





Cartas que intercambiaron Alec y Magnus con Isabelle cuando estaban de viaje


Carta 1

Para: Isabelle Ligtwood
Hola Chicos!
Desearíamos que estuvieran aquí, bueno la verdad no. Nos estamos divirtiendo.
Recorriendo las piramides!

- Alec y Magnus 

Carta 2 
Queridos Alec y Magnus.

Es Izzy. Recibí tu carta. Feliz de que se estén divirtiendo. Nada ha sucedido aquí - la madre de Clary se casará con un hombre-lobo. Pienso que ustedes deberían casarse también. Estoy pensando en planearlo. Amo planear fiestas.
- Isabelle

Carta 3 

Querido Alec y Magnus.

Esta es la primera tarjeta de cinco. No se espante por nada, pero necesito que me envien $150,000 dolares para cubrir el costo de:
1) Dos coronas de diamantes
2) 20 pavo-reales
3) 300 paletas de chocolates con forma de sus cabezas
4) Mi vestido
5) 500 libras de brillo
6) Un caballo blanco
(Más por venir en otras cartas)
- Isabelle


Carta 4 
Querido A y M

Hablé con el gerente de Beauty Bar por que definitivamente me los imagine casándose contra un telón rosado, pero el no cree que podamos poner más de 50 personas dentro y estoy pensando en trescientas. ¿Qué opinan sobre casarse en el parque? Puede ser demasiado frío, pero podrían montar una carroza con caballo en la ceremonia. ¿Cómo se sienten sobre vender las coronas de la boda?


Carta 5
A: Isabelle
Pienso que la temática otoñal estaría bien - Magnus

¡Abortalo! ¡Abortalo!

Isabelle, ¿Estas loca? - Alec


Carta 6 

Querido Alec y Magnus

Se que no somos muy cercanos, pero hace unos momentos Isabelle vino a dejarme un esmoquin plisado de terciopelo color naranja, que según ella usara para su boda.
¿Es verdad, y si es así porque anaranjado?
- Simon 

Esta es la segunda parte:

Carta 1 
Querido Alec,

Como tu mejor amigo y parabatai, estoy ofendido de que no me hayas pedido ser quien te asista en la boda. Et tu, brute. (Y tú, bruto?)
- Jace

Alec, el realmente está molesto. No ha lavado su cabello en tres días.
- Clary

Carta 2

Jace,
¡No hay ninguna boda! ¡Deten a isabelle! Sientate sobre ellas si es necesario. Solo haz que deje de hacer lo que sea que este haciendo o nunca regresare a casa.
- Alec


Carta 3 
Querida Isabelle,
Alec esta cerca de tener una crisis nerviosa. Si no paras inmediatamente de planear mi boda y la de tu hermano, volveré a Manhattan y volaré el Instituto. Convertiré a Iglesia en una bestia de hombre-gato que alborote las calles de Manhattan, aplastando mundanos. Y te haré gorda.

Con amor,
Magnus


Carta 4 
Querido Alec y Magnus,

¿Cómo están? Todo esta justamente bien aquí. Gracias por sus tarjetas con la imagen del Taj Mahal. Luce hermosa. No tomen en cuenta mis últimas postales. Creo que exagere. Para recompensarlos, voy a recordar el desván de Magnus y será gratis.

- Izzy



Primer beso de Alec y Magnus


Parte 1

Estaba impreso en papel fino, casi pergamino, en una delgada y elegante mano. Anunciaba una reunión en la humilde casa de Magnus, un magnifico Brujo, y el asistente prometía "una calurosa tarde de delicias más allá de tus salvajes fantasías." Ciudad de Hueso.

Parado en el hueco de la escalera del hogar de Magnus, Alec observó el nombre debajo del timbre de la pared. BANE. El nombre realmente no parecia encajar con Magnus, reflexionó, al menos no ahora que lo conocía. Si tu realmente pudieras decir que conoces a alguien cuando asistes a una de sus fiestas, una vez, y después ellos salvan tu vida pero no estás consciente para agradecerle. Pero el nombre de Magnus Bane le hizo pensar en una especie de figura imponente, con grandes hombros y una túnica morada formal de brujos, invocando al fuego y al relámpago. No a ese Magnus, qué era más bien una mezcla entre pantera y un elfo loco.
Alec respiró hondo y dejo salir el aire. Bueno, el había llegado tan lejos, que tal vez podría seguir adelante. En lo alto la bombilla descubierta colgando como sombras barridas, mientras el se aproximaba hacia delante y presionaba el timbre.

Un momento después una voz hizo eco a través del hueco de la escalera.
¿QUIÉN INVOCA AL ALTO BRUJO?
Er dijo Alec.Soy yo. Que digo, Alec. Alec Lightwood

Hubo una clase de silencio, como si incluso el mismo pasillo se hubiera sorprendido. Después un sonido metálico, y la segunda puerta se abrió, dejándolo fuera de la escalera. Se dirigió hacia las tambaleantes escaleras dentro de la oscuridad, las cuáles olían como a pizza y polvo. El descenso en el segundo piso era brillante, la puerta al otro extremo abierta. Magnus Bane estaba apoyado en la entrada.

Comparado con la primera vez que Alec lo vio, lucía bastante normal. Su cabello negro todavía estaba en picos, y lucía adormilado; su cara, incluso con esos ojos de gato, muy juvenil. Usaba una camiseta negra con las palabras UN MILLÓN DE DOLARES colocada a través del pecho en lentejuelas, y jeans que colgaban bajo en sus caderas, tan bajo que Alec apartó la mirada, mirando hacia sus propios zapatos. Los cuáles eran aburridos.
Alexander Ligthwood dijo Magnus. Tenía el leve rastro de un acento, uno en el que Alec no podía poner sus dedos en la pronunciación de las vocales.¿A qué debo el placer?
Alec miro detrás de Magnus
Tienes- compañía?

Magnus cruzó sus brazos, lo que hizo lucir bien a sus biceps, y se apoyo contra el lado de la puerta.
¿Porqué quieres saberlo?
Esperaba poder tener una charla contigo.
Hum Los ojos de Magnus lo miraban de arriba a abajo. Ellos realmente brillaban en la oscuridad, como el de los gatos.Bien, entonces. Se volteó abruptamente y desapareció dentro del departamento; después de un momento de sorpresa, Alec lo siguió.

El desván lucía diferente sin cientos de cuerpos mezclándose en el. Era - bueno, no común, pero la clase de espacio en el que alguien tal vez viviría. Como la mayoría de los desvanes, tenía un enorme habitación central divida en "cuartos" por un grupo de muebles. Había una colección de cuadros de sofás y mesas ubicadas a la derecha, hacia donde el cuál Magnus hizo un gesto a Alec. Alec se sentó sobre un sofá de terciopelo dorado con elegantes volutas de madera en los brazos.
¿Te apetece un poco de té? preguntó Magnus. El no estaba sentado en una silla, pero se había tendido sobre una otomana con mechones sus largas piernas estiradas frente a él.

Alec asintió. Se sentía incapaz de decir algo. Algo que fuera interesante o inteligente. Era siempre Jace el quién decía las cosas inteligentes e interesantes. El era el parabatai de Jace y esa era toda la gloria que necesitaba o quería: ser la estrella oscura de un supernova. Pero este era un lugar donde Jace no podía acompañarlo, algo con lo que Jace no podía ayudarlo. 
Seguro.

Su mano derecha sintió calor de repente. Miró hacia abajo, y se dio cuenta de que sostenía una taza de papel encerado de Joe, el Arte del Café. Olía como a Chai. Saltó, y apenas escapó de derramerselo sobre sí mismo. 
Por el ángel
Me ENCANTA esa expresión dijo Magnus.Es tan original.
Alec lo miró. 
¿Robaste este té?
Magnus ignoró su pregunta. 
Así que dijo¿Porqué estás aquí?
Alec tomo un trago del té robado. 
Quería agradecerte dijo, cuando tomo algo de aire.Por salvar mi vida.

Magnus se inclinó hacia atrás sobre sus manos. Su camiseta rodó sobre su estómago plano, y esta vez Alec no tenía hacia donde mirar. 
Tu quieres agradecerme.
Salvaste mi vida dijo Alec, de nuevo.Pero yo estaba delirando, y no creo que realmente te haya dado las gracias. Se que no tenías que hacerlo. Así que gracias.
Las cejas de Magnus desaparecieron en su linea de cabello. 
— ¿De... nada?
Alec colocó su té abajo. 
Tal vez debería irme.
Magnus se levantó. 
¿Después de haber llegado tan lejos? ¿Todo el camino hacia Brooklyn solo para agradecerme? El estaba sonriendo.Eso si que sería una perdida de esfuerzo. El se acercó y puso su mano sobre la mejilla de Alec, su pulgar acariciando su pómulo. Su toque se sentía como fuego, formando chispas a su paso. Alec se paralizó sorprendido - sorprendido del gesto, y sorprendido del efecto que esta teniendo de él. Los ojos de Magnus se redujeron, y el retiró su mano.Huh se dijo a si mismo.
¿Qué? Alec repentinamente se preocupó sobre si había hecho algo mal.¿Qué es?
Es tan sólo que... Una sombra se movió detrás de magnus; con fluida agilidad, el Brujo miró alrededor y recogió del suelo a un pequeño y atigrado gato de color gris y blanco. El gato se enredó misteriosamente en su brazo y miraba a Alec con sospecha. Ahora dos pares de ojos dorado-verde lo observaban. No era lo que esperaba
¿De un Cazador de Sombras?
De un Lightwood.
No sabía que conocieras tan bien a mi familia.
He conocido a tu familia desde hace cientos de años.Los ojos de Magnus buscaban su rostro.Ahora tu hermana, ella es una Lightwood. Tu-

Parte 2

Ella dijo que yo te gustaba
¿Qué?
Izzy. Mi hermana. Me dijo que yo te gustaba. Te gustaba. Te gustaba.
Me gustabas, ¿Me gustabas?  agnus enterró su sonrisa en la piel del gato.Perdona. ¿Tenemos doce años? Yo no recuerdo haber dicho nada a Isabelle...
Jace lo dijo también.  lec fue contundente; era la única manera que conocía como ser.Que yo te gustaba. Que cuando él subió aquí arriba, tu pensabas que era yo y te decepcionaste al ver que era él. Eso nunca sucede.
¿No sucede? Bueno, debería.
Alec se sobresaltó.
No - me refiero a Jace, él es.... Jace.
Él trae problemas dijo Magnus.Pero tu no tienes malicia. Lo cuál en un Lightwood, es una adivinanza. Vosotros siempre habéis sido una familia trazada, como unos Borgia de renta baja. Pero no hay mentiras en tu cara. Tengo el sentimiento que todo lo que dices sincero.
Alec se inclinó hacia delante. 
¿Quieres salir conmigo?
Magnus parpadeó. 
Ves, eso es a lo que me refiero. Sincero.
Alec mordió su labio y no dijo nada.
¿Por qué quieres salir conmigo? inquirió Magnus. Estaba frontando la cabeza de Chairman Meow, sus dedos largos doblaban las orejas del gato hacia abajo.No es que no sea altamente deseable, pero la manera en qué lo has pedido, parecía como si pidieras algún tipo de ajuste -
Lo hago dijo Alec.Y pensaba que yo te gustaba, y dirías que sí, y podría intentar - quiero decir, podríamos intentar Puso su cara entre las manos.A lo mejor fue un error.
La voz de Magnus fue suave. 
¿Sabe alguien que eres gay?
Alec sacudió la cabeza; se encontró respirando un poco fuerte, como si hubiera corrido una carrera. Pero que podía hacer, ¿negarlo? ¿Cuando vino aquí a hacer exactamente lo contrario? 
Clary dijo, con voz ronca.Lo que fue... Fue un accidente. E Izzy, pero ella nunca dirá nada.
No a tus padres. ¿No a Jace?
Alec pensó sobre Jace sabiéndolo, y alejó el pensamiento, fuerte y rápido. 
No. No, y no quiero que ellos lo sepan, especialmente Jace.
Pienso que podrías decírselo. Magnus frotó la barbilla de Chairman Meow.Se rompió en pedazos como un puzzle jigsaw cuando pensó que ibas a morir. Se preocupa -
Pienso que mejor no. Alec seguía respirando rápidamente. Se frotó las rodillas de sus vaqueros con sus puños.Nunca he tenido una cita dijo en voz baja.Nunca he besado a nadie. Nunca. Izzy dijo que yo te gustaba y pensé -
No soy indiferente. ¿Pero te gusto? Porque este tema de ser gay no significa que debas arrojarte a cualquier tío y estará bien porque no sea una chica. Hay gente que te gusta y gente que no.

Alec pensó en su habitación en el Instituto, estando en un dolor delirante y veneno cuando Magnus entró. Apenas le había reconocido. Estaba casi seguro que había estado gritando por sus padres, por Jace, por Izzy, pero su voz solo podía salir en un susurro. Recordó las manos de Magnus sobre él, sus dedos frescos y suaves. Recordó el fuerte agarre que mantuvo en el pecho de Magnus, por horas y horas, incluso después que el dolor se fuera y sabía que estaría bien. Se recordó mirando la cara de Magnus en la luz del amanecer, el oro del amanecer brillando como oro en sus ojos, y pensando lo extrañamente precioso que era, con su mirada y gracia de gato.
Sí dijo AlecMe gustas.
Se encontró con la mirada de Magnus de frente. El brujo le estaba mirando con una especie de mezcla de curiosidad, afecto y asombro. 
Es tan extraño dijo Magnus.Genérico. Tus ojos, ese color  Se paró y sacudió la cabeza.
Los Lightwood, ¿sabías que nunca tuvimos ojos azules?
Monstruos de ojos verdes dijo Magnus, y sonrió. Depositó a Chairman Meow en el suelo, y el gato se movió hacia Alec, y se frotó contra su pierna.A Chairman le gustas.
¿Es eso bueno?
Nunca salgo con alguien que no le guste a mi gato dijo Magnus fácilmente, y se levantó.Así que digamos ¿Viernes noche?".
Una gran ola de alivio llegó a Alec. 
¿De verdad? ¿Quieres salir conmigo?
Magnus sacudió su cabeza. 
Tienes que parar de jugar al difícil de conseguir, Alexander. Hace las cosas difíciles. Sonrió. Tenía una sonrisa como la de Jace - no era como si ellos se parecieran, pero el tipo de sonrisa que ilumina todo su rostro.Vamos, te acompaño fuera.

Alec se dirigió después de Magnus hacia la puerta principal, sintiendo como si el peso se hubiera ido de sus hombros, uno que ni él sabía que estaba llevando. Por supuesto que tendría que sacar una excusa sobre dónde iba a ir el Viernes noche, algo en lo que Jace no quisiera participar, algo que necesitara hacer solo. O podría pretender que estaba enfermo y escaparse. Estaba tan perdido en sus pensamientos que casi tropezó con la puerta principal, contra la que Magnus estaba apoyado, mirándolo con ojos entrecerrados como medias lunas.
¿Qué sucede? dijo Alec.
¿Nunca has besado a nadie? dijo Magnus.¿Nadie en absoluto?
No dijo Alec, esperando que eso no le descalificara por salir con él.No un beso de verdad.
Ven aquí. Magnus lo tomo por los codos y lo acercó más. Por un momento Alec estaba totalmente desorientado por la sensación de estar tan cerca de otra persona, la clase de persona de la que él quería estar cerca tanto tiempo. Magnus era alto y delgado, pero no flaco. Su cuerpo era duro. Sus brazos ligeramente musculosos, pero fuertes. Era centímetros más alto que Alec, lo cual era raro, y se complementaban a la perfección. Los dedos de Magnus estaban debajo de su barbilla, llevando su cabeza ligeramente hacia arriba, y entonces se besaron. Alec escuchó un sonido saliendo de su propia garganta y luego sus bocas se fundieron con una urgencia descontrolada. Magnus, Alec pensó encantado, realmente sabía lo que hacía. Sus labios eran suaves, y superaba a Alec en experiencia, explorando su boca: una sinfonía de labios, dientes, lengua, cada momento despertando sensaciones que él ni sabía que tenía.

Encontró la cintura de Magnus con sus dedos, tocando su piel desnuda, la cual había estado evitando mirar hasta el momento, y deslizó su mano bajo la camiseta. Magnus se tensó por la sorpresa, pero luego se relajó. Dejó correr sus manos por los brazos de Alec, por su pecho, su cintura, encontrando las tiras del cinturón de Alec, estirando de ellas y acercándolo más. Su boca dejó la de Alec y Alec sintió la presión caliente de sus labios por la garganta, donde la piel era tan sensible que parecía estar conectada con los huesos de sus piernas, las cuales estaban apunto de desfallecer. Justo antes de caerse al suelo, Magnus lo soltó. Sus ojos brillaban y también lo hacía su boca.
Ahora ya has sido besado dijo, pasando por detrás de él y abriendo la puerta.¿Nos vemos el Viernes?

Alec aclaró su garganta. Se sentía mareado, pero también aliviado. La sangre corría por sus venas como un coche de formula uno, todos los colores parecían brillar. Mientras salía por la puerta, se giró y miró a Magnus, quién le miraba con gracia. Dio un paso adelante y estiró al brujo hacia él. Magnus cayó sobre él, y Alec le besó. Fuerte, rápido, confuso, sin practica, pero con todo lo que tenía dentro. Trajo a Magnus más cerca de él, su propia mano entre los dos, y sintió el corazón de Magnus dar un brinco en su pecho.
Dejó de besarle y se apartó.
El Viernes. dijo, y dejó que Magnus se marchara. Se dio vuelta y se alejó por el pasillo, Magnus mirándole. El Brujo cruzó los brazos y se acomodó la camiseta donde Alec lo había agarrado, y sacudió la cabeza, sonriendo.
Lightwoods dijo Magnus.Siempre tienen que tener la última palabra.

Cerró la puerta detrás de él, y Alec corrió bajando las escaleras de dos en dos, la sangre palpitando en sus oídos como si fuera música.

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