jueves, 30 de mayo de 2013

Escenas eliminadas de Ángel Mecánico

Escena del Ático desde el punto de vista de Will




Will Herondale estaba ardiendo.
Ésta no era la primera vez que había consumido sangre de vampiro, y conocía el patrón de la enfermedad. Primero llegaba el sentimiento de mareo y euforia, como si uno hubiera bebido demasiado gin – el breve período de agradable borrachera antes de que se establezca el morbo. Después el dolor, empezando en los pies y las yemas de los dedos, trabajando su camino arriba como si líneas de pólvora hubiesen atravesado su cuerpo y estuviesen quemando su camino hacia el corazón.

Había oído que el dolor no eran tan bueno para los humanos: que su sangre, más fina y débil que la sangre de los Cazadores de Sombras, no luchaba contra la enfermedad demoníaca como lo hacía la sangre de los Nefilim. Apenas se dio cuenta vagamente cuando Sophie entró con el cubo de agua bendita, salpicándolo con el agua fría y dejando los cubos en el sueño y marcharse otra vez. Pudo sentir el odio viniendo de Sophie siempre que ella se le acercaba; la fuerza de ello hizo que se levantara sobre sus codos. Acercó un cubo más cerca de él y lo vació encima de su cabeza, abriendo su boca como una golondrina tanto como pudo.

Por un momento, le roció el fuego quemando a través de sus venas completamente. El dolor retrocedió, excepto por las palpitaciones en su cabeza. Se volvió a tumbar, cautelosamente, tirando un brazo sobre su cara para bloquear la luz oscura proveniente de las ventanas bajas. Sus dedos parecían traer luz así como los movía. Escuchó la voz de Jem en su cabeza, regañándolo por arriesgarse a sí mismo. Pero la cara que vio a través de sus parpados no era la de Jem. Ella le estaba mirando. La voz más oscura de su consciencia, el recordatorio que él no podría proteger a nadie, ni siquiera a sí mismo.
Cecily susurróCecily, por el amor de Dios, déjame en paz.
Will. Ella acercó su mano, y él habría llegado a ella, también, a no ser por el estruendo y estrépito de metal que le hicieron volver de su ensueño. Se aclaró la
¿Ya has vuelto Sophie? Dijo WillTe dije que si me traías otro de esos infernales cubos, yo -
No soy Sophie dijo una voz.Soy yo. Tessa.

El martilleo de su propio pulso se filtró en sus orejas. La imagen de Cecily se descolorió y desvaneció contra sus párpados. Tessa. ¿Por qué la habrán enviado? ¿Le odia tanto Charlotte como para hacer eso? ¿Tenía esto que ser algún tipo de clase objetiva para ella en las indignidades y peligros del submundo? Cuando abrió los ojos la vio de pié enfrente de él, parada en su vestido de terciopelo y guantes. Sus rizos oscuros eran asombrosos contra su pálida piel y sus mejillas eran pecosas, ligeramente sonrojadas.
Tú hermano, sabía que debería decir. ¿Cómo está? Debe de haber sido un shock verlo. No hay nada peor que ver a alguien a quién amas en peligro.

Pero han pasado años, y ha aprendido a tragarse las palabras, transformarlas. De alguna manera estaban hablando de vampiros, sobre el virus y como se transmitía. Ella le dio el cubo con una mueca – bien, ella debía estar disgustada con él – y lo usó de nuevo para aplacar el fuego, para parar la quemazón en sus venas y cuello y pecho.
¿Te ayuda? preguntó ella, mirándolo con sus claros ojos grises.Derramándolo sobre tu cabeza de ésta manera?
Will se escuchó haciendo un sonido estrangulado, casi una risa. 
Las preguntas que haces…

Otro puede que se hubiera disculpado por preguntar pero Tessa solo se mantuvo quieta, mirándolo. Él no había pensado en que nunca había visto a nadie con ése preciso color de ojos antes: era el color del gris niebla soplando desde el mar en Gales. No puedes mentir a alguien con unos ojos como esos. 
La sangre me hace tener fiebre, hace que mi piel queme él admitió.No puedo enfriarme. Pero, sí, el agua ayuda.
Will dijo Tessa. Él la miró. Ella parecía estar aureolada por la luz como un ángel, aunque él sabía que era la sangre de vampiro haciendo su visión borrosa. Él escuchó la voz de ella de nuevo, suave, y luego se estaba moviendo hacia él, reuniendo su falta a un lado para sentarse a su lado en el suelo. Él se preguntaba por qué ella estaba haciendo eso, y se dio cuenta para su propio horror que había sido él quién se lo había pedido. Se imaginaba la enfermedad de vampiro en su cuerpo, rompiendo su sangre, haciendo su voluntad más floja. Él sabía, intelectualmente, que había bebido suficiente agua bendita para matar la enfermedad antes de que naciera, y que él no podía poner su falta de control de lado por la enfermedad. Y sin embargo, ella estaba más cerca de él, lo suficientemente cerca que podía sentir el calor radiando del cuerpo de ella.
Nunca te ríes estaba diciendo ella.Actúas como si todo fuera gracioso para ti, pero nunca te ríes. Algunas veces sonríes cuando piensas que nadie te está prestando atención.

Él quería cerrar sus ojos. Las palabras de ella le atravesaron como una rebanada atravesada por la hoja del cuchillo serafín, haciendo que sus nervios quemaran. Él no tenía ni idea de que ella le había observado tan de cerca, o tan exactamente. 
Tú dijo él.Tú me haces reír. Desde el momento en que me golpeaste con ésa botella. Por no mencionar la manera en que siempre me corriges. Con ésa divertida expresión en tu cara cuando lo haces. Y la manera en que hiciste callar a Gabriel Lightwood. E incluso la manera en que le hablaste a de Quincey. Me haces…

Su voz se apagó. Podía sentir el agua fría recorriendo su espalda, sobre su pecho, contra su acalorada piel. Tessa estaba sentada a centímetros de él, oliendo a polvo y perfume y transpiración. Sus húmedos rizos pegados a sus mejillas, y sus ojos estaban posados en él, sus pálidos labios rosas ligeramente apartados. Ella levantó la mano para apartar sus rizos de la cara, y, sintiendo como si se ahogara, él se le acercó. 
Hay sangre todavía dijo él, inarticuladamente.En tus guantes.

Ella empezó a alejarse, pero Will la dejó ir; se estaba ahogando, quieto, ahogándose, y no podía dejarla ir. Giró su pequeña mano derecha sobre la suya. Se enroscó en la forma de la palma de su mano que era mucho más grande. Él tuvo el deseo más fuerte de llegar a ella completamente, de empujarla contra él y tenerla entre sus brazos, de acompasar su delgado y fuerte cuerpo con el de él. Dobló su cabeza, agradecido de que ella no pudiera ver su cara así como la sangre le sonrojaba las mejillas. Sus guantes estaban andrajosos, rotos dónde ella había agarrado las esposas de su hermano. Con un toque de sus dedos, él abrió los botones de perlas que mantenían el guante cerrado, dejando al descubierto su muñeca.
Él podía oírse a sí mismo respirando. El calor propagándose por su cuerpo – no el calor artificial de la enfermedad vampírica, sino el rubor natural del deseo. La piel de su muñeca era pálida traslúcida, las venas azules visibles debajo. Podía ver el aleteo de su pulso, sentir el calor de su respiración contra sus mejillas. Acarició la suavidad de su muñeca con las yemas de sus dedos y medio cerró los ojos, imaginando sus manos en su cuerpo, la lisa piel de los brazos, la suavidad de sus piernas escondiéndose debajo de la falda voluminosa. Su respiración había empezado a atraparlo y volverse irregular.
Yo... Quiero entenderte suspiró ella.
No, no quieres. 

Le dijo lo mejor que pudo, apenas consciente de lo que estaba diciendo. Miró la forma de sus labios cuando le contestó, discutiendo con él, incluso ahora cuando ambos estaban sin respiración y apoyándose el uno con el otro. Quiero conocer tus motivos, estaba diciéndole. Jem quiere conocerlos. Will, en un delirio queriendo, solo sacudió su cabeza y deslizó el guante fuera de su mano. Su mano pequeña y desnuda que se había amoldado a la suya como una paloma. La levantó hasta su boca, su mejilla, besando la piel de ella: pasando sus labios a través de sus nudillos, hacia su muñeca. La escuchó emitir un sonido de sorpresa en voz baja, y levantó su cabeza para verla sentada perfectamente quieta, sus manos sosteniéndose, sus ojos cerrados y sus labios medio abiertos.

Había besado a chicas, otras chicas, cuando el deseo físico básico había vencido el sentido común, en rincones oscuros en fiestas o debajo de un muérdago. Rápidos, besos rápidos, la mayoría de ellos, aunque algunos sorprendentemente expertos – dónde aprendió de Elisabeth Mayburn cómo hacer lo que ella hizo con sus dientes, ¿y porque nadie le había dicho a ella que no era una buena idea? – pero ésto era diferente.
Antes de que controlara la tensión, una deliberada decisión de dar a su cuerpo lo que le estaba pidiendo, se separó de cualquier otro sentimiento. Cortó las emociones por completo. Pero ésto – ésto era calor serpenteando a través de su pecho, acortando su respiración, haciendo que su piel fuera de gallina. Tuvo un sentimiento de dolor cuando dejó ir la mano de ella, una sensación de pérdida que solo se curó cuando la empujó hacia él sobre el astillado suelo de madera, oyendo el material de su vestido y no importándole, sus manos se adhirieron a su nuca como ventosas mientras sus labios descendían por los suyos con parte igual de ternura y fiereza.

La boca de ella se abrió debajo de la suya, vacilante, y su mente en algún rincón le gritó que fuera más despacio, que por alguna razonable suposición éste era el primer beso de ella. Forzó a sus manos ir más tranquilas, soltar gentilmente las sujeciones en su pelo y alisar sus rizos detrás de su nuca. Su pelo cayó como suave seda corriendo entre sus dedos y su cuerpo, presionado contra el suyo, era todo suavidad. Las manos de ella eran suaves como las plumas detrás de la nuca de él, en su pelo; ella hizo un sonido bajo contra su boca que casi se llevó cada último pensamiento de su cabeza. Empezó a doblar la espalda contra el suelo, moviendo su cuerpo contra el de ella.

Y se congeló. Oh Dios, ¿Qué estaba haciendo? El pánico se apresuró a través de su sangre en un mar hirviendo cuando vio que toda su estructura frágil que había construido a su alrededor se había roto, todo por ésta, ésta chica, quién rompió su control como si nada lo hubiera hecho antes. Separó su boca de la de ella, empujándola, la fuerza de su miedo estuvo a punto de tumbarla. Se quedó mirándolo a través de la cortina de pelo, la cara de ella blanca por el shock.
Dios del Cielo susurró él.¿Qué ha sido eso?

Su asombro era evidente en su rostro. Su corazón se contrajo, bombardeando auto-odio a través de sus venas. La única vez, pensó. La única vez
Tessa dijo él.Creo que deberías irte.
¿Irme? —Sus labios se separaron; estaban hinchados por sus besos. Era como mirar a la herida que él había infringido, y al mismo tiempo, él no quería otra cosa que besarla de nuevo.No debería haber ido tan lejos. Lo siento 
Dios La palabra lo sorprendió; había parado de creer en Dios hacía mucho tiempo, y ahora lo había invocado dos veces. El dolor en la cara ella era más de lo que él podía soportar, y entre otras cosas porque él no había tenido intención de hacerle daño. Tan a menudo, había intentando dañar y herir, y ésta vez él no lo pretendía – de ninguna manera – y había causado más dolor del que podía imaginar. No quería otra cosa que alcanzarla y cogerla entre sus brazos, no solo para satisfacer su deseo pero para darle ternura. Pero haciéndolo solo empeoraría la situación más de lo imaginable.Solo déjame solo ahora. se oyó diciendo.Tessa. Te lo estoy suplicando. ¿Lo entiendes? Te lo ruego. Por favor, por favor vete.
Muy bien dijo ella. Y la miró de reojo: ella era orgullosa, no lloraría. No se molestó en coger las horquillas del pelo que él había deshecho; solo se levantó sobre sus pies, y le dio la espalda. Él no se merecía otra cosa, lo sabía. Se había arrojado a sí mismo a ella sin respectar la reputación de ella o su indecorosa pasión. Jem habría pensado en ello. Jem habría sido mucho más cauteloso con los sentimientos de ella. Y una vez más, pensó, cuando sus pasos retrocedieron, también lo harían los de él. Pero ya no sabía como ser ésa persona de nuevo. Había cubierto a ése Will por tanto tiempo con pretensión que era esa pretensión que lo alcanzó primero, y no la realidad. Escavó sus uñas en el sueño, agradeciendo el dolor, para que se comprara al dolor de saber que había perdido más de la buena opinión de Tessa ésta noche. él había perdido a Will Herondale. Y no sabía si alguna vez podría volver de vuelta a él.



No puedo con Will :'c 



Carta de Will a su familia


Madre, padre y hermanita


Hoy cumplo 17 años. Se que escribirles significa que va contra la ley, asi probablemente romperé esta carta cuando la termine. Al igual como lo hice en cada cumpleaños hasta ahora, pero la escribiré de cualquier forma para trazar la ocasión – como alguien que cada año va a ver una tumba de un ser amado. Quién sabe si puedan recordarlo ahora, diecisiete años atrás, que tuvieron un hijo? Quién sabe si piensan en mi y se imaginan mi vida en el instituto de Londres? Dudo que ustedes puedan imaginarlo. Aquí es todo demasiado diferente de casa, que esta rodeado por montañas con inmensos cielos azules y un verde en el que tus ojos pueden perderse. Aquí todo es negro, gris y café y las puestas de sol están pintadas de sangre y humo.


¿Quién sabe si se preocupan sobre el hecho de que estoy solo? O ¿lo que mi madre solía hacer cuando tenía frio e iba debajo de la lluvia sin mi sombrero? Aquí a nadie le preocupan esos detalles. El riesgo de ser asesinado de un momento a otro es muy alto y la posibilidad de tener frio no tiene relevancia. 


Quién sabe si ustedes saben que los escuche el día en que vinieron por mi, cuando tenía 12 años. Me escondí debajo de la cama para apartar el sonido de sus voces gritando fuerte mi nombre, pero los escuche. Escuche a mamá porque estaba buscando a su pequeño. Solía morder mis manos hasta que sangraran pero no me vine abajo. En ocasiones me pregunte a mi mismo porque me dejaron con Nefilim. No sé si saben que ellos son crueles o fríos pero les diré la verdad, yo no los encuentro así. 


Particularmente Charlotte es muy amable conmigo, sin saber que no merezco sus atenciones. Henry esta tan loco como un caballo, pero él es una persona realmente buena. Emma se reiría mucho con el. Hay pocas cosas buenas que puedo decir de Jessamine pero ella no es amenaza-de-nadie. Todo lo opuesto hay muchas cosas buenas que puede decir sobre Jem. El es el hermano que papa dice debí tener. Sangre de mi sangre – aunque no estemos ni siquiera emparentados. Por todo lo que he perdido en mi vida, he ganado su amistad. 

Por cierto, hay un nuevo rival en casa. Su nombre es Tessa. ¿Conocen cuando las nubes del océano se reúnen sobre lo alto de la montaña? Ahí. Ese es el color exacto de sus ojos.



Conversación de Tessa y Jem sobre el puente de Blackfriars


Había un lugar en China dijo Jemel Yuan Yuanming. Los Jardines del Perfecto brillo. Fue una residencia imperial. Mi visita allí fue para ver al emperador, una especie de visita de embajadores de los Nefilim. Ella dijo era el lugar más hermoso en el que había estado alguna vez. Había exquisitos jardines, pinturas, música, pabellones hermosos. Lo llamaban 'el jardín de jardines - Miró por encima del agua - Hace quince años los británicos lo dejaron en el suelo. Represalias por algo que pasó durante la Guerra de flecha. Mataron a los guardias, robaron todo lo que pensaron que podían vender, y dejaron el palacio en llamas. Estuvo tres días ardiendo. No queda nada de toda esa belleza, solo silencio, piedras y tierra quemada.
Lo siento le dijo Tessa, sin tener idea de qué más podría decir.
Aquí nadie se preocupa, por supuesto dijo JemNunca han oído hablar de los jardines ni de Lord Elgin quien fue el que ordenó quemarlos. Por esto el se convirtió en virrey de la India es un hombre celebrado ahora, por lo que hizo en mi país. Debería odiarlo a él y a todos los ingleses como él.

Su voz era fría y clara, y envió un escalofrío por la espina dorsal de Tessa. Al otro lado del puente frente a ellos, la pareja paseando se había detenido en un parapeto, el hombre parecía estar apuntando hacia abajo algo en el agua, la mujer asintiendo con la cabeza mientras hablaba.
¿Y que haces? ¿Los odias?
No importa dijo Jem Soy más que nada un Cazador de Sombras. Yo soy un hermano para los Nefilim de Inglaterra más de lo que soy un hermano para cualquier mundano de la tierra donde nací. Y cuando un Nefilim me mira, sólo ve un Cazador de Sombras. Se que cuando los mundanos me miran ven algo que no entienden , un muchacho que no es del todo blanco ni extranjero tampoco.
Así como yo no soy humana, ni demonio tampoco dijo Tessa en voz baja.
Sus ojos se suavizaron. 
Usted es humana dijo Nunca piense lo contrario. La he visto con su hermano. Yo sé cómo cuida de él, si usted puede sentir esperanza, culpa, tristeza, amor, entonces usted es humano...



Nate y Tessa hablando de Jessamine


Usted sabe —dijo NateMe siento más bien sediento, creo que me gustaría un poco de té. Si pudiéramos llamar a los sirvientes?Oh, querido, usted debe estar reseco. Me temo que he sido una dueña de casa negligente. —Jessamine estaba roja, totalmente angustiada.No hay campanas en la biblioteca, pero voy a conseguir a Sophie y pedirle a Agnes que prepare una bandeja para usted.

Ella salió corriendo de la habitación, alisando su falda mientras se iba. Nate la vio alejarse con una mirada agradecida antes de volverse hacia Tessa, quien le lanzó una mirada dudosa.
Usted realmente no quiere té dijo.Odias el té.
Sí, pero yo amo a mi hermanita Él le sonrió.Tú te estas viendo miserable. Supongo que no te agrada mucho Jessamine ¿Por qué no? a mi me parece simpatica.
Ella es muy agradable con usted,pero no tanto con el resto de nosotros. Tessa tuvo un pensamiento de Jessamine aferrandose a ella en Hyde Park y vaciló.Es solo que ella es como un niño, cruel a veces y amable otras a su antojo, las otras personas no son reales para ella y por supuesto que le gustas , no eres un cazador de sombras. Ella desprecia a los cazadores de sombras.
¿Ella lo hace? la voz de Nate se profundizo de la manera que lo hacia cuando él estaba realmente interesado en algo.



Conversación entre Will y Tessa en el que la naturaleza de su fuga fue muy diferente, y en el que la Cámara Darke era en realidad un burdel.


Will empujó a Tessa hasta el carro, luego se lanzó a sí mismo tras ella, gritando: ¡Thomas! ¡vamos! ¡vamos!al conductor, quien chasqueo las riendas. El carro se tambaleó hacia delante y Will tiró de la puerta cerrándola y Tessa cayo tumbada sobre él.
Constante dijo él, y llegó por ella, pero Tessa se había retirado y tomado distancia, acomodándose en el asiento de enfrente. Ella tiró de la cortina de la ventana y miró hacia fuera, la calle sucia, los edificios lamentables, hacinamiento en cualquier parte. A medida que el transporte se batía hacia adelante, tomaron el callejón que había pasado tantos días mirando, estaba allí, y luego se ha ido, cuando se salió en una esquina, casi derribando un vendedor ambulante que empujaba un carro tirado por burros repleto de patatas. Tessa gritó.

Will se acerco a ella y cerro la cortina. 
Es mejor que no veas le dijo amablemente.
Va a matar a alguien. O nos mataran.
No, no lo hará. Thomas es un excelente conductor.
Tessa lo fulminó con la mirada.
Es evidente que la palabra excelente significa algo más de este lado del Atlántico El carro se sacudió otra vez, y Tessa se agarró al asiento, apretando los ojos cerrados. Su cabeza le daba vueltas, y no sólo por el movimiento del carro: era la primera vez que había estado fuera de la Sala Roja en más de un mes, y los sonidos de la calle, incluso filtraban a través de las ventanas cerradas, parecía hacerse eco dentro de su cabeza como el golpeteo de un tambor. Oyó a Will, de lejos, llamando al conductor, el transporte se hizo más lento, y el apretón de Tessa en el asiento se relajó un poco, el vértigo comenzó a disminuir. Ella abrió los ojos, y vio que Will la miraba con curiosidad.
¿Le dijo a dónde íbamos? ella dijo con voz ronca.
Sí dijoaunque no puedo dejar de encontrar extraño que alguien como usted tenga un hermano con una dirección en Mayfair.
Tessa parpadeó. 
— ¿Alguien como yo?
Una prostituta dijo Will.
Tessa abrió la boca
Yo no soy...una..
— ¿Una prostituta? Will dijo de nuevo, levantando las cejas.
Tessa cerró la boca con un chasquido. 
¡Qué horribles cosas dices, Si esa es tu idea de una broma al insultarme.
Nunca bromearia dijo Willo por lo menos, yo sólo bromeo cuando la ocasión realmente lo merece, no ahora. Se supone que usted era un prostituta debido a su presencia en lo que sólo puede calificarse como un burdel.

Tessa lo quedó mirando.

— ¿No se puede esperar que yo crea que son totalmente ignorantes de la función de la Cámara de Darke? preguntó WillUsted debe haber visto lo que estaba pasando.
Yo se lo dije, nunca se me permitió salir de esa habitación
No me di cuenta que eso significaba que a nadie se le permitió nunca entrar dijo Will.
Lo que-oh, ugh. Ugh. Hay algo terriblemente mal con usted, ¿no? Es que no puedes dejar de decir cosas horribles

Las cejas de Will se arquearon; a pesar de su enojo, confusión y horror, de alguna manera Tessa no pudo evitar darse cuenta de los perfectos semicírculos oscuros sobre sus ojos.
Ahora suena como Jem.
¿Quién es Jem?
No importa dijo Will Estoy tratando de entender cómo alguien podía vivir en un prostíbulo hace un mes y no darse cuenta. Debe ser terriblemente estúpido.

Tessa lo fulminó con la mirada.
Si sirve de algo, parecía ser un buen establecimiento de clase superior. Bonito piso, bastante limpio ...
Suena como si usted conociera mucho de burdeles dijo Tessa, con amargura ¿Hace un estudio de ellos?
Más de una afición dijo Will, y sonrió como un ángel malo. Antes de que Tessa pudiera decir nada en respuesta, el coche se sacudió en una parada.
Parece que estamos aquí anunció, y Tessa llegó junto a él para tirar de la cortina en la ventana, miró hacia fuera y vio que el carro había parado frente a una casa georgiana de altura en una bonita plaza rodeada de árboles y otras casas similares. Había una verja de hierro, observo alrededor de la casa, el número 89 marcado en un lugar destacado, números de plata en la puerta.

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